Por e-mail me llego del amigo GABO LOPEZ esta fantastica reflexion que quiero compartir con todos ustedes. Es tan cierta que me senti estupido (mas que lo de costumbre), pero asi somos compatriotas.
Abrazo
negroleo
BUSCANDO EN LA MEMORIA
por Otto
Una de las principales características de los uruguayos es la pobre capacidad de almacenaje de nuestra memoria. Si bien es cierto que somos muy afectos a vivir sumidos en el pasado y recordar con nostalgia los tiempos mejores, la gesta de Maracaná, los tranvías y los tiempos en que los pobres se alimentaban con suculentos pucheros, en lo referente a los sucesos cotidianos nuestra memoria raramente va más allá de una o dos semanas: el último partido de fútbol o el escándalo protagonizado hoy por la vedette de turno de la televisión argentina, tienen el poder mágico de borrar todo lo anterior como si hubiésemos pulsado la tecla 'delete'.
Hoy apelo a mi enmohecida memoria a propósito de un hecho realmente grave como lo es el precio del petróleo que definitivamente se ha ido al carajo, agravando nuestros problemas y poniéndonos una vez más en estado de seria conmoción y preocupación.
Recuerdo que cuando comenzó a insinuarse esta escalada de precios, varios años atrás, los líderes de todos los partidos políticos uruguayos estuvieron de acuerdo en la conveniencia de que ANCAP se asociara con alguna empresa petrolera extranjera a fin de poder disponer de materia prima (petróleo) a precios preferenciales y más convenientes para nuestra economía. Recuerdo también que participaron activamente de esa decisión positiva varias connotadas figuras del Frente Amplio como el actual ministro de Economía Danilo Astori y el actual director de la OPP Enrique Rubio, por citar solamente un par de ejemplos.
Recuerdo del mismo modo que de inmediato se desencadenó una campaña contraria a tal idea, impulsada por los archiconocidos sectores radicales de izquierda cultores del 'no' por el 'no' en sí mismo, que torcieron la decisión de la dirigencia del FA y promovieron una consulta popular en las urnas enarbolando las legendarias banderas de 'soberanía', 'libertad', 'no a la asociación con empresas extranjeras o multinacionales' y mil pelotudeces más. La decisión soberana de una mayoría ignorante y engañada triunfó en la contienda, y todos perdimos: perdieron los líderes y técnicos de todos los partidos políticos que habían estudiado el asunto, perdió el mismísimo Frente Amplio que fue arrollado por su propia masa ignorante y excitada, y por supuesto perdió también el lumpenaje que festejó ruidosamente el haber conseguido una sentencia de petróleo caro para siempre.
Recuerdo muy bien también, que una vez que asumió las riendas del gobierno el FA eludió hábilmente aquella decisión de la ciudadanía para asociar a ANCAP (por debajo de la mesa y obviamente sin consulta popular) con el nuevo líder y libertador latinoamericano Hugo Chávez y su tenebrosa petrolera PDVSA. La argumentación del gobierno para esta no muy clara asociación se basó en las inmejorables ventajas que nos ofrecía el mayor productor petrolero del Caribe, comenzando por el suministro de petróleo a precios preferenciales y siguiendo por la posibilidad de pagar una gran parte del mismo con elementos de nuestra producción como carne, lácteos, arroz, cemento portland, casas prefabricadas, etc., etc. Festejen uruguayos, festejen. Festejaron muchos ministros, legisladores y técnicos en sus innumerables viajes a Caracas para entrevistarse con el líder bolivariano y sus laderos a fin de ir concretando la tan publicitada promesa de excelentes negocios.
No logro recordar los supuestos embarques de cientos de contenedores de carne uruguaya, lácteos y cereales con destino a Venezuela. Recuerdo, en cambio, las imágenes de algunas docenas de vacas lecheras uruguayas que fueron vendidas al gobierno chavista y viajaron a Venezuela acompañadas por gobernantes uruguayos, técnicos en alimentación y lechería y casi hasta por psicólogos que las ayudaran a adaptarse a su nuevo domicilio caribeño. Tengo presente en mi memoria que hasta el día de hoy no se efectúan ventas de carne a Venezuela, y que nuestros lácteos escasamente ingresan a ese mercado porque chocan permanentemente con barreras e impedimentos de todo tipo.
Tampoco recuerdo barcos enteros repletos de cemento portland producido por la misma ANCAP asociada a la PDVSA venezolana. Sí recuerdo que una vez efectuadas las promesas de compra, las autoridades chavistas descartaron el cemento uruguayo por el alto costo de los fletes.
Recuerdo claramente que la fábrica que se montó en Uruguay para proveer a Venezuela de las citadas casas prefabricadas debió cerrar sus puertas y despedir a sus obreros debido a que las primeras partidas enviadas al gobierno venezolano jamás fueron armadas ni instaladas por una supuesta falta de coordinación entre el gobierno central y los gobernadores o alcaldes de las localidades donde serían ubicadas.
Compilando y resumiendo, en este asunto del petróleo y sus precios estamos como cuando vinimos al mundo: en pelotas e indefensos. Lo compramos a precios internacionales, ni un peso o centavo menos, lo pagamos con dinero-dólares-guita y no con nuestros productos que Venezuela prometió comprar, le cedimos al gobierno chavista parte de nuestra querida y defendida ANCAP a cambio de promesas incumplidas o sea nada, y para completar estamos comprándole exclusivamente a Venezuela. El petróleo venezolano es del tipo pesado, mucho más adecuado para la fabricación de asfaltos que para combustibles, y su refinación implica mayores costos industriales y una tecnología de la cual hasta el momento carecemos.
Anteriormente comprábamos principalmente a Irán un petróleo más liviano y de refinación menos complicada y costosa. Por si ello no bastase, Irán es comprador de grandes volúmenes de arroz y carne uruguaya, principalmente ovina.
Conclusión final: tenemos, ni más ni menos, lo que merecemos.
Abrazo
negroleo
BUSCANDO EN LA MEMORIA
por Otto
Una de las principales características de los uruguayos es la pobre capacidad de almacenaje de nuestra memoria. Si bien es cierto que somos muy afectos a vivir sumidos en el pasado y recordar con nostalgia los tiempos mejores, la gesta de Maracaná, los tranvías y los tiempos en que los pobres se alimentaban con suculentos pucheros, en lo referente a los sucesos cotidianos nuestra memoria raramente va más allá de una o dos semanas: el último partido de fútbol o el escándalo protagonizado hoy por la vedette de turno de la televisión argentina, tienen el poder mágico de borrar todo lo anterior como si hubiésemos pulsado la tecla 'delete'.
Hoy apelo a mi enmohecida memoria a propósito de un hecho realmente grave como lo es el precio del petróleo que definitivamente se ha ido al carajo, agravando nuestros problemas y poniéndonos una vez más en estado de seria conmoción y preocupación.
Recuerdo que cuando comenzó a insinuarse esta escalada de precios, varios años atrás, los líderes de todos los partidos políticos uruguayos estuvieron de acuerdo en la conveniencia de que ANCAP se asociara con alguna empresa petrolera extranjera a fin de poder disponer de materia prima (petróleo) a precios preferenciales y más convenientes para nuestra economía. Recuerdo también que participaron activamente de esa decisión positiva varias connotadas figuras del Frente Amplio como el actual ministro de Economía Danilo Astori y el actual director de la OPP Enrique Rubio, por citar solamente un par de ejemplos.
Recuerdo del mismo modo que de inmediato se desencadenó una campaña contraria a tal idea, impulsada por los archiconocidos sectores radicales de izquierda cultores del 'no' por el 'no' en sí mismo, que torcieron la decisión de la dirigencia del FA y promovieron una consulta popular en las urnas enarbolando las legendarias banderas de 'soberanía', 'libertad', 'no a la asociación con empresas extranjeras o multinacionales' y mil pelotudeces más. La decisión soberana de una mayoría ignorante y engañada triunfó en la contienda, y todos perdimos: perdieron los líderes y técnicos de todos los partidos políticos que habían estudiado el asunto, perdió el mismísimo Frente Amplio que fue arrollado por su propia masa ignorante y excitada, y por supuesto perdió también el lumpenaje que festejó ruidosamente el haber conseguido una sentencia de petróleo caro para siempre.
Recuerdo muy bien también, que una vez que asumió las riendas del gobierno el FA eludió hábilmente aquella decisión de la ciudadanía para asociar a ANCAP (por debajo de la mesa y obviamente sin consulta popular) con el nuevo líder y libertador latinoamericano Hugo Chávez y su tenebrosa petrolera PDVSA. La argumentación del gobierno para esta no muy clara asociación se basó en las inmejorables ventajas que nos ofrecía el mayor productor petrolero del Caribe, comenzando por el suministro de petróleo a precios preferenciales y siguiendo por la posibilidad de pagar una gran parte del mismo con elementos de nuestra producción como carne, lácteos, arroz, cemento portland, casas prefabricadas, etc., etc. Festejen uruguayos, festejen. Festejaron muchos ministros, legisladores y técnicos en sus innumerables viajes a Caracas para entrevistarse con el líder bolivariano y sus laderos a fin de ir concretando la tan publicitada promesa de excelentes negocios.
No logro recordar los supuestos embarques de cientos de contenedores de carne uruguaya, lácteos y cereales con destino a Venezuela. Recuerdo, en cambio, las imágenes de algunas docenas de vacas lecheras uruguayas que fueron vendidas al gobierno chavista y viajaron a Venezuela acompañadas por gobernantes uruguayos, técnicos en alimentación y lechería y casi hasta por psicólogos que las ayudaran a adaptarse a su nuevo domicilio caribeño. Tengo presente en mi memoria que hasta el día de hoy no se efectúan ventas de carne a Venezuela, y que nuestros lácteos escasamente ingresan a ese mercado porque chocan permanentemente con barreras e impedimentos de todo tipo.
Tampoco recuerdo barcos enteros repletos de cemento portland producido por la misma ANCAP asociada a la PDVSA venezolana. Sí recuerdo que una vez efectuadas las promesas de compra, las autoridades chavistas descartaron el cemento uruguayo por el alto costo de los fletes.
Recuerdo claramente que la fábrica que se montó en Uruguay para proveer a Venezuela de las citadas casas prefabricadas debió cerrar sus puertas y despedir a sus obreros debido a que las primeras partidas enviadas al gobierno venezolano jamás fueron armadas ni instaladas por una supuesta falta de coordinación entre el gobierno central y los gobernadores o alcaldes de las localidades donde serían ubicadas.
Compilando y resumiendo, en este asunto del petróleo y sus precios estamos como cuando vinimos al mundo: en pelotas e indefensos. Lo compramos a precios internacionales, ni un peso o centavo menos, lo pagamos con dinero-dólares-guita y no con nuestros productos que Venezuela prometió comprar, le cedimos al gobierno chavista parte de nuestra querida y defendida ANCAP a cambio de promesas incumplidas o sea nada, y para completar estamos comprándole exclusivamente a Venezuela. El petróleo venezolano es del tipo pesado, mucho más adecuado para la fabricación de asfaltos que para combustibles, y su refinación implica mayores costos industriales y una tecnología de la cual hasta el momento carecemos.
Anteriormente comprábamos principalmente a Irán un petróleo más liviano y de refinación menos complicada y costosa. Por si ello no bastase, Irán es comprador de grandes volúmenes de arroz y carne uruguaya, principalmente ovina.
Conclusión final: tenemos, ni más ni menos, lo que merecemos.
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