La semana pasada nos vimos conmocionados por la desaparición de Sofía, en la redes sociales se extendió de forma vertiginosa el pedido de ayuda para encontrarla y finalmente se la ubico sana y salva por allá por el Chuy. De alguna forma me sentí aliviado y contento de que simplemente Sofía había decidido por ella misma irse de su casa y que no existía ningún hecho delictivo, ni violento que lamentar. A partir de la aparición de Sofía el caso comenzó a tomar otro tinte, el dramático y todos quienes en parte fuimos colaboradores en la búsqueda por las redes sociales creíamos que teníamos el derecho de que nos dieran explicaciones de que fue lo que realmente paso. En primer lugar la prensa se hizo de la (ya de estilo) “filtración” de las declaraciones en la Policía, donde supuestamente esta joven había declarado que había sido secuestrada. También la prensa en su enfermedad de poder sustituir al poder judicial en el sentido de condenar o absolver a quienes estén involucrados en hechos pú...